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Taichi Chuan y defensa personal para mujeres

Por: Sasa Krauter

Sin duda cada vez más mujeres entrenan Taichi Chuan; no obstante, en muchas de ellas existe miedo al contacto durante el entrenamiento de Tuishou “empuje de manos”.

Wolfe Lowenthal busca una aclaración para este fenómeno en su libro “No existen secretos”: “El profesor Zheng Manqing era del punto de vista de que las mujeres están mejor dotadas por naturaleza para Taichi Chuan. La mayoría de los hombres necesitan años para desarrollar el sentido de suavidad y fineza que las mujeres tienen. Sin embargo, pueden también pasar años antes de que el talento de las mujeres “salga a relucir”. Mientras tanto, puede ser que durante el aprendizaje -si entrenan Tuishou en un ambiente insensible- no pasen de ser empujadas y, lo que más frustra a la mayoría, es ser “instruidas” por hombres corporalmente más fuertes que asumen saber más simplemente por el hecho de “ganar”. (1)

Según Lowenthal, la calidad de una escuela de Taiji se puede evaluar, entre otros aspectos, al observar “hasta que punto las mujeres participan en el Tuishou”. (2)

El aspecto combativo de Taichi Chuan es mucho más obvio en el Tuishou que en el entrenamiento de las diferentes formas. Además, es ahí donde radica la conexión con la defensa personal.

Taichi Chuan es una forma válida muy efectiva de autodefensa, pero ¿aplica también para ellas? ¿Está este arte antiguo chino en la posición de llegar a ser adecuado en las condiciones actuales de vida de las mujeres?

Defensa personal para mujeres y hombres

La defensa personal se define como la prevención de cualquier ataque a la integridad mental o corporal de un individuo. La autodefensa implica por lo tanto, confiar en la fortaleza y vigor propios, así como en la voluntad personal y los sentimientos involucrados. Se refiere no sólo a combatir contra alguien más, sino a ser capaz de valerse por sí mismo. En este sentido la autoafirmación es una parte de la defensa personal donde no se llega a un enfrentamiento corporal. Se trata mucho más de todos los tipos de violaciones de los límites personales, o mejor dicho, de estrategias contra estas violaciones. En lo sucesivo al referirse a defensa personal o autodefensa querrá decir afirmación personal.

Es requisito necesario para la autodefensa tener conciencia propia o bien crearse una. Esto significa, reflexionar sobre los propios miedos y las limitaciones implícitas y no estar dispuesto a tolerarlas más. Es ser capaz de actuar y defenderse en el momento en que la barrera de distancia sea violada. Percibir las limitaciones no es siempre fácil, aparte de tomar conciencia se requiere valor para aceptar estos miedos y sus restricciones.

La defensa personal para mujeres debe ser considerada en su contexto social. Jan Silberstoff describe en su libro Schiebende Hände (empuje de manos) “Quiero señalar de nuevo que en la defensa personal para mujeres aplican reglas diferentes a las de autodefensa para hombres.” (3). En el caso específico de las mujeres es necesario entender los aspectos estructurales de la violencia contra ellas. Algunas formas de violencia conducen a la intimidación y mantienen a las mujeres con miedo. La violencia sexual afecta a todas las clases sociales y, se manifiesta desde discriminación en las estructuras sociales hasta ataques corporales directos. La mayoría de los atacantes son hombres provenientes del círculo familiar o del círculo de colegas y conocidos. La violencia diaria se expresa de muchas maneras: las mujeres son ofendidas, cohibidas, violadas y asesinadas.

Autores como Susan Brownmiller califican la violación como un instrumento de dominio por parte de los hombres contra las mujeres. (4) Los hechos son conocidos ya desde los años 80s y a pesar de existir una mayor sensibilidad a tratar este tema abiertamente, no se han reducido los crímenes de violencia. Estos hechos son una realidad para todas las mujeres también en el siglo XXI, no importando si han sido afectadas directamente o no.

Para poder acercar a las mujeres las ventajas del Taichi Chuan con respecto a la defensa personal, estos hechos y sus consecuencias deben ser consideradas en el entrenamiento. La violencia, especialmente en su forma sexual, reduce de forma extrema la autoestima de niñas y mujeres impidiéndoles el desarrollo pleno de su personalidad. La humillación diaria menoscaba drásticamente el sentido de valor de las jóvenes. Con frecuencia los crímenes de violencia provocan que ellas rechacen su propio cuerpo ya que ven en él la causa del ataque. Estas tremendas agresiones tienen amplias secuelas con respecto a la percepción corporal y el comportamiento hacia el propio cuerpo. Diversos estudios realizados por grupos de apoyo para mujeres afectadas por abuso sexual confirman estos efectos. Las mujeres y niñas afectadas padecen del sentimiento de no poder defenderse por sí mismas y pierden la confianza en su propia fortaleza. Esto puede conducir a que las mujeres limiten su capacidad de libertad mental y física. A veces estas limitaciones suceden inconscientemente y por lo tanto no es posible percibirlas como tales.

Mujeres y Tuishou

Siempre hay mujeres en Taiji, que a pesar de largos años de entrenamiento se mantienen escépticas con respecto al Tuishou. En Taichi Chuan de lo que se trata es de ceder, de suavidad, “se debe invertir en la pérdida” dice Zheng Manquing. Estas son propiedades que muchas mujeres ya traen por su condicionamiento social. Frecuentemente es el otro lado donde las mujeres no tienen acceso: el abarcar espacio, el mantenerse en su posición, el tener la determinación para luchar por sí misma y no sólo por otros, son aspectos no siempre fáciles para las mujeres.

Por medio de la meditación de pie, abarco antes que nada mi propio espacio, el espacio dentro de mi. Esta es la condición necesaria para también poder llenar un espacio en el mundo. El entrenamiento de empuje de manos, con un énfasís exclusivo en la suavidad y la flexibilidad, refuerza antes que nada el condicionamiento femenino, en lugar de equilibrarlo o al menos tomarlo en cuenta. Para muchas mujeres tendría sentido al principio invertir en ganar, en aprender a ocupar espacio y en poder mantener su postura, antes de invertir en algo que de hecho ya puede hacer bien. De esta forma existe generalmente la posibilidad de elegir, y cada una puede decidir si quiere mantener su posición o si prefiere marcharse. Seguramente llegará también el tiempo para las mujeres de invertir en perder, pero existe el peligro en el entrenamiento clásico de Taijquan, de efectuar el segundo paso antes del primero y por lo tanto no tener elección.

Para interceder a favor de alguien o ayudar a otros, debo antes que nada, ser estable y estar segura de mi misma, estar en equilibrio por así decirlo. Sólo de esta manera puedo de verdad llegar a ser capaz de actuar por otros de forma efectiva.

 

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